La única persona que no puede ayudarse, es la persona que culpa a los demás. (Carl Rogers)
¿Qué es un arquetipo?
Un arquetipo es un perfil, patrón, denominación, colectivo o grupo que caracteriza una determinada definición, un concepto, ideas, un vínculo, etc. Carl Gustav Jung, escribió sobre 12 tipos de arquetipos que creó referente a la personalidad en el ser humano.
Para la psicología emocional o cualquier tipo de terapia energética, trabajar con el recurso del arquetipo es muy apropiado, eficaz y beneficioso, ya que ayuda a desenredar los líos del plano inconsciente desde el momento presente o consciente. Siendo correcto para el desarrollo consciente, evolutivo y sanador de la persona (cliente/paciente/consultante).
Moléculas emocionales
Mi visión de la biodescodificación o la numerología va muy unida a la simbología y proyección de los arquetipos y a su energía caracterizada. Compartiré un pequeño ejemplo sobre esto:
En la actualidad hay un aumento de casos de alopecia, de ictus (en esto precaución también en temas de vacunas y medicación-adicción), o migrañas en las mujeres. Cada vez más, las mujeres hemos de llevar demasiado peso mental, una gran carga de energía masculina que acaba polarizando nuestro campo energético, trastocando, perforando la autoestima, confianza, potenciando el miedo, estrés, o el abuso normalizado.
El arquetipo que simboliza la parte de la cabeza es el sol, gran fuente de fuerza y pasión. La única estrella (que se conozca) que es diurna, y que para reconocerse necesita algo de oscuridad. También personaliza la energía masculina, el padre, memorias en el árbol transgeneracional paterno, la exigencia, la capacidad, la valoración o la exigencia.
La autoestima nos conecta directamente con nuestro niño/a interior.
Cuando enfermamos, sufrimos un accidente, una caída, algo se rompe, perdemos el transporte público, etc. todo esto tiene la información perfecta para la persona, es nuestra propia alma enviando un mensaje que necesitamos escuchar, leer, ver. Que integrar.
Es importante no juzgar, ni dar un sentido mental a la mirada holística. Porque la vida no es entendible si solamente la observamos desde una línea recta. Razonar la espiritualidad nos ralentiza el proceso de cicatrizar, de sanar.
Las piezas que forman elementos del alma
En el año 2020,dejé un empleo de más de 18 años. Era el momento de hacerlo, por mi salud mental y por el bienestar de mi hijo. No fue fácil, a los dos meses ocurrió el confinamiento global, mientras intentaba encontrar en qué era buena, qué talentos habían en mí.
Parte del año 2021 y del 2022, me han llevado en ocasiones a perder la esperanza, a sentir miedo. Hubo un tiempo que creí perder mi luz, y no me tropezaba con ella, sino con las sombras.
Todo esto impactó en la salud de mi cabello, más de año y medio sin cortarlo porque se caía tanto como las penas que partían mi estado anímico. Los remedios caseros, utilizar colorantes naturales como la henna han influido en la reestructuración en mi cabello. Pero acompañado de un trabajo personal. Uno de los más duros que he pasado. Aún estoy en ello.
Ahora mi cabello luce por mis hombros, más fuerte (aunque es tan fino que esto cuesta más), pero ha dejado de caerse, partirse, de verse frágil. Está algo salvaje, pero no me importa. Me siento feliz, porque sé que, poco a poco, estoy transmutando asuntos pendientes, temas relacionados con este tipo de arquetipo.
Si notamos dolor en alguna parte de nuestro ser, es una señal de urgencia, de emprender una misión para rescatar nuestra parte humana, espiritual, amorosa del ego herido, humillado, sufrido.
Todo en la vida tiene códigos que descifrar, la energía es información, e ignoramos el regalo que nos ofrece el universo con esto.
