Bullying, el seguimiento de los malos tratos

 

Quererse a uno mismo es el principio de un romance para toda la vida. (Oscar Wilde)

 

Durante el primer semestre del año 2022, 2.015 personas se quitaron la vida. Un 5% más respecto al primer semestre del año anterior.

Como sociedad, estamos frente a problemas de índole psicoemocional muy graves, que claramente y por desgracia, los pocos y saturados recursos gubernamentales no se están gestionando de manera responsable y empática.

El cóvid nos estalló en la cara, dejándonos completamente desnudos ante la adversidad de la vida. Tres años después de su llegada sin despedida, seguimos sobreviviendo al tufo de deshumanización que desenterró de tantas generaciones calladas, sometidas, sumisas y enterradas.

Los problemas han existido siempre, sin estos no evolucionaríamos como humanidad, en mejorar como personas, integrar valores espirituales, en comprender el amor, elegir la paz o la felicidad. Hemos de invertir en desarrollar y cuidar la inteligencia psicoemocional. El crecimiento personal nos ayuda a ser personas emancipadas emocionalmente, nos acerca a la comprensión del otro y hacia uno/a mismo/a.

Aprender a resolver los conflictos desde una zona de luz, de coherencia interna, de expresión respetuosa nos fortalece la autoestima. La auto responsabilidad y un compromiso para hacer el bien (no hagamos a otras personas lo que no deseamos para nosotros mismos), es la dieta que nos nutre en prosperidad, en personas abundantes y fortalecidas.

Creo que ya es el momento de hablar de la oscuridad que escondemos, que ya toca escoger otros caminos que nos acerquen al auto conocimiento, a una vida más sana y equilibrada. Dejemos que el corazón se exprese para que la mente escuche con atención.

 

El ego herido y la violencia encubierta

De pequeña recibí acoso escolar. Fue una etapa horrible, pero lo peor era llegar a casa y escuchar a mi madre decirme: ‘-como vuelvas llorando te pegaré, a ver si así te espabilas’.

Nunca he creído en tratar la violencia con más violencia. Y lo sigo creyendo.

Las personas que tenemos una sensibilidad más evolucionada, que somos ‘raras’ ante los ojos de los ‘normales’, somos las presas perfectas para sufrir acoso, malos tratos, bullying, abusos, etc. Ahora, como madre lo sufro a través de mi hijo. Tiene autismo, y por ser mágicamente diferente, sensible, inocente, parece ser que no tiene derecho a ser como quiera ser.

Soy consciente de que no podemos controlar las acciones de todo el mundo, pero sí a poner límites a los dictadores, ya sean niños o adultos. Nadie, bajo ningún concepto tiene el poder de humillarnos, de tocarnos las narices. Es algo que cuesta de entender a esta sociedad, porque hemos crecido compitiendo, comprando el amor que no tuvimos en la infancia, burlándonos de lo desconocido.

 

El contacto, trabajo o formación en terapias de auto conocimiento y espirituales fueron un gran apoyo en mi crecimiento y sanción personal. Desde la parte espiritual hago ejercicios energéticos que limpien memorias, cuestiones pendientes del alma, situaciones presentes, etc. Pero también he aprendido que hay que seguir poniendo límites al desamor, respeto allí dónde no hay, austeridad en todos nuestros campos etéreos. El estudio, el análisis trae comprensión a las cosas que nos ocurren (o en el mundo), pero hay un gran trabajo individual y colectivo para resolver o gestionar de manera asertiva, responsable el propio mundo emocional.

Somos la transición del cambio. Estamos encarnando la transformación.

 

Lazos que nos conectan

Todo lo que experimentamos en la niñez se convierte en pequeños cortometrajes en la vida adulta. Las pataletas, celos, envidas, desconfianza, etc. son una proyección de alguna herida en nuestro ‘ego infante’. Es fácil verlo porque reaccionamos de manera automática.

Entender el origen de nuestras lesiones emocionales, es un gran paso a la liberación de las mismas.

Si nuestra madre sufrió acoso (escolar o familiar), si durante su gestación no fue deseada, etc. como hijos/as, tenemos todos los números en la lotería transgeneracional para volver a repetir las mismas historias. Pero no para sufrir perpetuamente, sino para dar consciencia a esa energía densa. Para poner orden, límite, coherencia, amor y dar espacio a otro nivel de vida.

¿Es duro? Mucho, porque nos identificamos primero con el ego, con nuestro personaje antes que con el alma. Porque somos seres emocionales y gestionar esto no siempre es fácil. En ocasiones es como lanzarnos río abajo. Pero dar equilibrio con amor, poner paz, hablar con respeto, parar al miedo o a quién quiera poseer nuestra energía, compensar karma con consciencia, decir No, Basta al abuso, y decir Sí al amor sano, esto nos hace brillar. Reencontrarnos con la luz interna.

 

Como madres, padres, familiares, amigos, personas conocidas, compañeros de trabajo, etc. ¿Qué clase de amor estamos compartiendo? El ego nunca quiere cambiar, no le interesa ser una persona más humana, mas si deseamos un mundo diferente hemos de renovar nuestras creencias.

En este vídeo, una gran amiga y magnífica profesional (Sonia Tapiador, psicóloga emocional) nos habla de cómo podemos afrontar el bullying y lo importante que es tener una buena autoestima.

 

No importa lo duro que el mundo empuje en mi contra. Dentro de mí hay algo mejor, empujando de vuelta (Mario Alonso Puig)

 

Gracias Gracias Gracias

Enlaces de interés:

Fundación Aroa

Mario Alonso Puig

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Vibrallum es mi proyecto personal dedicado a la numerología y a la canalización energética. Incluyo un Blog en el cuál se pueden encontrar artículos y posts con temática holística.
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